Tarqui, una parroquia rural de Cuenca conocida por la variedad de emprendimientos liderados por mujeres

Cuenca

Tarqui es una parroquia rural ubicada en el sur de Cuenca, donde ‘emprendimiento’ es el apellido de la mayoría de habitantes. Por muchos años, la principal actividad económica de este poblado fue la ganadería, pero luego aprendieron a generar más proyectos.

Y hoy más de 200 mujeres de esta localidad lideran procesos en los que producen desde zapatos hasta café.

Con el paso del tiempo, gracias a factores internos como la migración o el desempleo; y externos como la pandemia, los tarqueños se reinventaron, pues el dinero no alcanzaba para mantener a la familia.

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Allí “la gente sigue saliendo (a Estados Unidos)”, comenta los lugareños, pero los que se quedaron no pierden la fe y buscan la forma de sobrevivir.

Un detalle particular de esta localidad es que la mayoría de procesos son liderados por mujeres. Uno de esos gremios es la Asociación 27 de Junio, que tiene 13 socias, explica Fanny Duchi, la actual presidenta.

Tienen varios frentes de trabajo como los cuyes, huertos, granjas con animales menores, entre otros. Pero en medio de la pandemia empezaron otro: el tejido de bisutería con llamativos aretes, manillas o collares, que se realizan en telar o a mano alzada.

Pero también tienen muñecos en la técnica de crochet. Su compañera, Mónica Morocho, sostiene que estos productos pueden ser únicos, irrepetibles, pues en sus manos hábiles pueden realizar cualquier diseño.

Uno de los más recientes productos es el licor de maíz ‘Sara Warmi’ (Mujeres trabajadoras) que tiene como ingrediente principal la ancestral chicha de jora.

Esta bebida puede consumirse sola o combinarla con jugos, explica Katty Andrade, presidenta de la Asociación Carmen de Tarqui.

La idea nació hace un año y medio de seis señoras que “quisimos encontrar algo para mejorar la economía de nuestras familias”. Y desde entonces todas aportan por igual con la materia prima que sale de sus propias cosechas.

Un proyecto nuevo que se originó en la comunidad San Pedro de Acchayacu por la inventiva de seis emprendedoras es el café orgánico San Pedro, elaborado en base a tres granos: haba, fréjol y maíz que son tostados y molidos, explica Silvia Duchitanga, una de las socias.

Pero para no quedarse ahí también realizaron un cóctel que principalmente se vende dentro de la parroquia cuando hay fiestas o eventos masivos. No obstante, el sueño de estas mujeres es abrirse a nuevos mercados y hasta exportar, ya que están convencidas que los productos que se hacen allí son naturales y buenos.

Carlos Illescas es un experto zapatero de Tarqui que tras la pandemia se quedó sin trabajo porque la fábrica en donde laboraba tuvo complicaciones económicas.

Sin embargo, no dejó de soñar y con su familia instaló una pequeña fábrica de calzado, 100 % de cuero, en su hogar ubicado en la comunidad Tutupali Grande. Sus manos pueden hacer modelos para damas, caballeros y niños.

Entre estas y otras iniciativas existen 18 asociaciones que agrupan a 200 mujeres, según el presidente del Gobierno parroquial, Galo Zhagüi.

Algunas empezaron para mejorar su calidad de alimentación familiar, pero con los años se convirtieron en pequeños negocios con la meta de convertirse en empresas que generen más dinamismo económico y fuentes de empleo internas.

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El principal apoyo que aquí les dan es para la fase comercialización a través de constantes cursos de mercadeo básico que ha logrado algunos avances como darles identidad a través de la marca, etiqueta, logo y eslogan.

También tienen un lugar fijo en la feria que cada sábado se realiza de 07:00 a 14:00 en un local ubicado en la entrada a la población a la que se llega por la vía Panamericana Sur.

Todo lo que aquí se produce en Tarqui es orgánico y natural, con precios cómodos porque no hay intermediarios. (I)