Un fin de semana sin campeonato nacional de fútbol en Ecuador, por diferencias administrativas en su organización, generó un escenario de dimes y diretes.
Ha sido una pelea en un ring disparejo, en el que los únicos perdedores, o tal vez, perjudicados, han sido los consumidores que lo mira por televisión, o el que va al estadio, los patrocinadores, el que tiene un pequeño o gran emprendimiento alrededor de esta actividad.
La suspensión del campeonato por diferencias de la LigaPro, con sus socios estratégicos, es un problema que afecta a millones de usuarios.
No es un tema independiente, en la que un grupo de administradores de los equipos de fútbol de Ecuador tienen que resolverlo, sino que le atañe a la colectividad, a las autoridades, el velar por el desarrollo del mismo.
El fútbol es una especie de paliativo para las sociedades, en general; y más todavía, a las atravesadas por crisis sociales, políticas y económicas. Y Ecuador está inmiscuida en ese grupo.
No hay que ser miope y mantenerse aislado de la situación de esta actividad, que genera millones de dólares en el país. Es necesario buscar los caminos adecuados, con las soluciones correctas. Pero, sin incluir una participación política que pueda beneficiar o perjudicar a determinados grupos.
Hay miles de suscriptores de televisión pagada que se vieron afectados por la paralización del campeonato que organiza la LigaPro.
Independientemente de las razones, lo que se evidenció es que la estructura en la que se sostuvo por muchos años la comercialización de los derechos de televisión de los campeonatos de fútbol profesional en Ecuador sigue atravesada por una frágil línea.
Años atrás, los equipos de fútbol se aliaban por su cuenta con las televisoras, después la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) le vendió el campeonato a los canales incautados del estado. Y, ahora, el torneo es transmitido por la cadena uruguaya GolTV.
En una era en la que la tecnología predomina, en la que el consumo televisivo se trasladó al ‘streaming’, nos encontramos aún en situaciones incomodas en Ecuador.
La paralización del fútbol debe ser el pretexto para impulsar campañas informativas, de todas las operadoras de televisión pagada, con el fin de promover el consumo legal y aliarse contra la piratería, que es la que ha ganado terreno.
El consumo de televisión pagada ha disminuido en los últimos años, de eso no hay duda. Antes de la pandemia del covid, el 2019, había un promedio de 1,2 millones de suscriptores, ahora (al 31 de diciembre del 2022) llegaron a los 544 505, según la Acortel.