Crecimiento de emprendedores podría “frenarse” por salario básico de $ 450, pero es posible cambiar esa perspectiva en 2023 a través del marketing de experiencia

Hace pocos días quedó atrás un 2022 de altos y bajos, pero hubo crecimiento para los emprendedores. Esto porque vivieron un 2020 donde lo más regular fue que los que tenían locales cerraron por la pandemia; un 2021 dedicado a buscar desesperadamente una fuente de ingreso y un 2022 cuando lograron una mejor estabilidad.

Sin embargo, este 2023 se proyecta como el año de mayor desafío para este segmento de la economía. Una de las razones es el alza salarial de $ 450, que empieza a regir este mes de enero y que, según expertos, los emprendedores se verán afectados y hasta obligados a tomar decisiones como reducir su escaso personal o acudir a la facturación.

Aunque los especialistas consideran que hay esas y otras alternativas para sobrellevar esa situación, es importante conectarse con las tendencias. “Hay que aprovechar las nuevas tendencias, seguir reinventando, ver las necesidades de los consumidores, si van cambiando”, afirma Paola Aulestia, mentora de emprendimientos.

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Y de esta manera, los pequeños negocios dejarían de prescindir de su personal y de ser parte del promedio de duración de 42 meses de vida. Así lo señalan los indicadores del Global Entrepreneurship Monitor Ecuador (GEM por sus siglas en inglés) donde muestra que, por lo general, un emprendimiento no sobrepasa el umbral de 42 meses.

Y, ¿cuáles son los motivos? Problemas personales, falta de rentabilidad, financiamiento e innovación. En el último están las tendencias.”En 2022 el emprendimiento ha crecido de manera importante, tanto en cantidad y calidad, pero aún falta más, falta ver un verdadero ecosistema para que dure en el tiempo. Hay que trabajar en políticas públicas y que decida estar formalizado”, comenta el analista económico Jorge Calderón.

Con esto concuerda el también analista económico Héctor Delgado, quien invita a los emprendedores a no temerle a la tecnología y aprovecharla; a absorber los avances y no asustarse por los términos. Y además, a no solo enfocarse en productos sino en servicios.

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Y justamente esta tendencia lo reflejan las cifras del Registro Nacional de Emprendimiento (RNE), creado en julio de 2020 por la Ley Orgánica de Emprendimiento e Innovación (LOEI). Más del 80 % se enfoca en productos y solo el 4,53 % de los 6.378 emprendimientos registrados a nivel nacional son de servicios profesionales como asesoría, contables, abogados. También, hay el 1,22 % en servicios para eventos y el 1,19 % a las actividades de turismo.

“Con el nuevo salario muy pocos podrán sostenerse porque el incremento del producto o servicio no se ve reflejado. Son los servicios que están con tendencia a la baja en honorarios, el cliente no quiere pagar lo que se le está queriendo cobrar y busca el más barato, pero ¿cómo podemos competir con uno más barato si queremos generar fuentes de empleo?, se debe volcar al marketing de experiencia, generar un valor agregado”, explica Aulestia.

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Por ejemplo: juegos interactivos que hagan que el cliente tenga un recuerdo memorable y así se va creando ese vínculo emocional con la marca. Y estas experiencias van conectadas también con la tecnología, dice Delgado como una mejor atención a través de los canales digitales y no esperar que el cliente vaya a un local. ”Hay que enfocarse en que el cliente pueda tener una excelente experiencia, tanto en la venta como posventa”, menciona el economista Delgado.

Calderón destaca que la aplicación de las tendencias va de la mano con políticas públicas. Afirma que siempre un emprendimiento formalizado tendrá más oportunidades en el mercado como lograr una fidelidad, reconocimiento y asociarse.

“Sin duda los primeros meses de un emprendimiento son los más difíciles, hay prueba y error, pero el mayor reto es estabilizarse en el mercado. Por el lado del Gobierno, crear políticas en diferentes niveles”, comenta Calderón.

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Ecuador presentó una Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) de 36,2 %, superior a la de 2017 que fue de 29,62 %. Esto significa que alrededor de 3,6 millones de habitantes estuvieron involucrados en la puesta en marcha de un negocio.

Los expertos sostienen que nada sirve tener esta alta tasa cuando la mayoría de negocios se enfocan en casi lo mismo como comercio y alimentos; y muy pocos migran a los servicios donde está el potencial. ”No hay una orientación adecuada para emprender, crecen en los mismos sectores y pocos se atreven a la tecnología, ambiente, comercio exterior, por ejemplo”, apunta Calderón.

Y frente a eso tanto Aulestia como Delgado consideran que es fundamental buscar capacitaciones, mentorías e incluso realizar búsquedas en la web de las tendencias, de cómo va cambiando el mercado y así analizar el público objetivo y poder aplicarlas. Pero señalan que falta esa asesoría o curiosidad.

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En Ecuador hay centros que brindan capacitaciones, algunas gratuitas y otras no, como por ejemplo el Centro de Emprendimiento de Guayaquil o el Club de Emprendedores. “El emprendimiento es una actividad de alto riesgo. Hay que reunirse con otros emprendedores, buscar mentores para que nos puedan ayudar. A veces el emprendedor quiere hacerlo solo y es donde empiezan a tambalear”, indica Aulestia. (I)